El Informador
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No es la primera vez que nuestros coterráneos del sur expresan sus deseos de separación.
La verdad es que no ha habido un pronunciamiento serio de las razones que se han esgrimido para intentar la segregación del Magdalena, que hasta donde tenemos entendido ha dado un trato respetuoso a esa muy importante región de nuestro departamento.
Hijos ilustres del sur han ocupado a nuestro nombre, posiciones importantes en el Gobierno Nacional, han hecho presencia en el Congreso de la República y hasta han dirigido los destinos del departamento, amén del tratamiento respetuoso que han recibido de las diferentes administraciones departamentales.
Hasta donde ha sido posible, en razón de la equidad con que los recursos departamentales deben ser manejados, al sur se le ha dado un tratamiento conforme a sus necesidades, teniendo en cuenta, desde luego, a las demás regiones del departamento, que igualmente y con justa razón, reclaman del Gobierno del Magdalena la atención que merecen.
Todos sabemos las limitaciones que siempre, a través de los años hemos tenido en materia de vías de comunicación.
No obstante se han hecho esfuerzos para procurar que las comunicaciones terrestres entre el sur, el norte y los departamentos circunvecinos sean expeditas.
Que en razón de la posición geográfica, de la presencia del río Magdalena y de la fácil intercomunicaciones con otros departamentos como el Cesar y los Santanderes, es otra cosa.
Si los pueblos de la depresión Momposina, consideran que para sus intereses resulta más favorable el intercambio comercial, cultural y económico con los Santanderes y el Cesar, están en todo su derecho para aspirar a una segregación que a prima facia, a los magdalenenses no nos parece conveniente.
Esto de la segregación es una decisión sumamente seria y compleja que no debe resolverse al calor de las primeras emociones.
Por eso queremos sugerirles a nuestros hermanos del sur, que mediten con cabeza fría sobre las conveniencias o inconveniencias que puedan derivarse de una separación en el aspecto sentimental, cultural y económico.
No siempre las segregaciones son creativas y de allí que obligadamente habrá que pensar en ellas con criterio universal que permita hacer un juicio equitativo.
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